Hoy en día parece que nos hemos acostumbrado a las sales blancas y ultrarrefinadas, que aportan sabor salado a los plstos y nada más.
Hoy os presento una sal diferente, una sal no refinada, ni tratada, obtenida del Atlántico. Esta sal ha sido recolectada manualmente sobre capas de arcilla, lo que le aporta un color oscuro, entre marrón y gris, y una textura algo más basta que la refinada, aunque continúa siendo una sal fina, pero de aspecto más húmedo al tacto.
Se trata, por sus características, de una sal mucho más rica en minerales y oligoelementos, con la que he descubierto que se puede aportar un toque diferente a los platos. Tiene un sabor mucho menos salado, pero no es, en mi opinión, una sal para finalizar los platos, sino para condimentarlos, ya que no aporta ninguna textura especial.
Habitualmente la empleo en mi cocina, para aderezar los platos. No suelo emplearla para añadir a las aguas de cocción de pasta o arroz, por ejemplo, cuando empleo un volumen importante de agua, porque tiene menos sabor salado y hay que añadir bastante más cantidad; en esos casos empleo una sal más corriente, del Graneno Integral o de La Finestra sul Cielo, de las que si tengo ocasión os hablaré otro día... y, además es bastante más costosa que estas últimas.
El precio: 1,95€ por un paquete de 1Kg. No sé si es fácil de encontrar o no; yo la compro en la tienda ecológica donde consumo habitualmente. Pero, si la encontráis, probarla, y estoy seguro que descubriréis que la sal no sólo sala los platos, sino que puede aportar algo más.
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